No cabe duda que “Minions” fue un gran hit monetario para Universal Pictures en el 2015, pues fue la quinta película más taquillera de aquel año, incluso rebasando la barrera de los mil millones de dólares de recaudación, sin embargo, su éxito no se debió precisamente a su calidad narrativa o su pulida comedia, ya que obtuvo críticas divididas con tendencia a la descalificación, más bien su éxito fue por el cariño y el apego del público hacia estos simpáticos personajes originados en las películas anteriores. “Minions: Nace un villano” reestructura las deficiencias de su predecesora resultando en un producto mucho más efectivo en su ritmo, narrativa y estética, y que aprovecha lúcidos momentos de acción y comedia, pero ¿aún tendrá combustible para más historias?
Dirigida por Kyle Balda, esta secuela se ubica tiempo después de su antecesora, donde la manada de Minions ya son parte de la vida de Gru (Steve Carell en inglés y Andrés Bustamante en español vuelven a interpretarlo, pese que ahora es un infante). Este niño regordete tiene el deseo de unirse a un grupo de supervillanos, pero luego de un evento desafortunado, estos maliantes quieren acabar con él, así que Gru y su grupo de secuaces amarillos deben remediar la situación con apoyo de aliados y el desarrollo de importantes habilidades.
Uno de los grandes aciertos de esta entrega con respecto a la anterior es la inclusión de Gru como personaje central y la reducción del protagonismo de los Minions. El filme equilibra adecuadamente las apariciones, pues desarrolla tramas conjuntas y por separado, y si bien la de los seres amarillos por momentos decae en ritmo, el efectivo y burlesco humor la mantiene a flote. La trama de Gru luce en comicidad y a nivel dramático gracias a la eficaz construcción del personaje, la cual provee de respuestas coherentes y lógicas a preguntas surgidas en las producciones anteriores.
Reconocimiento aparte para la construcción técnica de los espacios, los artilugios y los personajes secundarios. En conjunto todo brinda un espectáculo visual, sobre todo en los constantes momentos de acción frenética y destructiva, los cuales enganchan de sobremanera con la ayuda de canciones de H.E.R., Kali Uchis e incluso Eminem. El sello musical para este concepto comercial vuelve a funcionar.
Sin afán de olvidar a los niños, público meta de este tipo de cintas, el más grande pecado que “Minions: Nace un villano” llega a cometer es la simplicidad en sus discursos y su narrativa. Continúa con la misma fórmula discursiva: el no conocer a nuestros héroes, el aprecio y desprecio hacia los Minions y la búsqueda de identidad. No está mal que se le presenten a los menores este tipo de mensajes o argumentos, lo que es decepcionante es la pereza para proponer algo distinto o añadirle complejidad, pues es más fácil, aquí queda demostrado, fiarse de lo que ya se hizo.
“Minions: Nace un villano” es probablemente la segunda mejor de la franquicia después de “Mi villano favorito”, pues es vertiginosa, divertida y con un entusiasta desarrollo de su personaje principal, sin embargo, también es muy factible que marque el punto más alto para la saga sin posibilidad de superarse. Si se decide explotar aún más, seguramente vendrá una caída libre sin tregua.
“Minions: Nace un villano” ya está disponible en cines.
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